La lista negra

Bienvenidos a la Pequeña España.

Hace unos días os dije que Nicolás Maduro es el siguiente en la lista negra de Donald Trump. Vamos a hablar del porqué y del cómo.
El porqué es muy sencillo, pero se oculta detrás de una doctrina oficial de largo recorrido. Y me explico. Oficialmente, Donald Trump ha declarado la guerra al narcotráfico, una medida muy presidencial, muy popular, que todos los presidentes adoptan desde Richard Nixon porque Estados Unidos es el primer mercado mundial del consumo de droga. En ese ecosistema de narcotraficantes, el cártel de los Soles no es tan dañino para Estados Unidos como las organizaciones mejicanas porque el tránsito principal de la droga se hace por la frontera entre Estados Unidos y Méjico, y eso representa miles de kilómetros. Aún así, están destruyendo lanchas y embarcaciones pequeñas que transportan droga porque queda muy bien en televisión, da una imagen de compromiso con el discurso oficial y encabrona a los narcos.
Pero, para acabar con el cártel, tú no envías a la zona a diez buques de guerra, un portaaviones de última generación, diez mil soldados y tampoco despliegas bombarderos B2 en Puerto Rico. Trump lo ha hecho por el verdadero motivo que hay detrás de todo esto y que se llama petróleo.
Venezuela representa el dieciocho por ciento de las reservas mundiales. Es decir, trescientos mil millones de barriles en los próximos cuarenta años. Es un caramelo demasiado goloso para Trump y las empresas petrolíferas de Estados Unidos. Así que le han dicho a Maduro que se tiene que ir. Y, claro, hablamos del tirano y de su séquito, de todos los que mantienen el régimen, Diosdado Cabello, los hermanos Rodríguez, etc.…
Y el régimen está muerto de miedo. Obviamente, no quieren irse y perder el poder, así que han intentado negociar. La respuesta de Estados Unidos ha sido muy seca y clara: os marcháis por las buenas o por las malas.
Y aquí llega el cómo. Las buenas significa que agarras a tu familia y te marchas donde puedas y te dejen. Teniendo en cuenta el pedigrí de esa gentuza, tampoco hay tantos destinos. Moscú, Catar, La Habana. Si lo hacen rápido y sin violencia, Estados Unidos les perdonará los miles de millones que han robado. Tienen que irse, el régimen de terror tiene que desmoronarse para que Venezuela renazca con un nuevo sistema liderado por María Corina Machado que, por si no sabéis, le ha dedicado su premio Nobel de la Paz a Donald Trump. Una llamada de socorro de lo más explícita. Y Trump ha respondido. Yo te despejo el camino para que seas presidente y tú firmas conmigo acuerdos comerciales. Así de simple.
Por las malas significa que a Maduro y sus secuaces se lo van a quitar todo porque detrás de los dirigentes hay familias que viven de lujo en Estados Unidos, España, Francia, Italia, Dubái y que viajan por todo el mundo porque Estados Unidos no confisca o congela todavía sus visados. Y los americanos saben dónde están las cuentas secretas del régimen y tienen la capacidad de bloquear ese dinero, incluso de cogerlo.
De todos modos, Trump no contempla una invasión. El despliegue militar es para intimidar y preparar operaciones especiales. Por eso ha activado a la CIA. Algunos analistas han calificado el anuncio de Trump de error porque dicen que ha puesto en peligro a los espías de la CIA, como si los espías no estuvieran en peligro constante en un país como Venezuela. Trump es mucho más sutil. Lo que ha hecho es enviar un mensaje nítido a Maduro. Voy a por vosotros y puedo organizar lo que en el mundo subterráneo llaman operaciones húmedas, que no es otra cosa que neutralizar o liquidar a quien les da la gana.
Lo que de verdad está buscando Estados Unidos, a través de la CIA, es uno o dos traidores que detengan a Maduro y a su entorno. Y para eso hace falta gente con poder real. Y en aquella dictadura el poder real está en manos de los militares, igual que en China. Del ejército depende la supervivencia de Maduro porque los generales de mayor rango tienen las mejores unidades y están mojados en el negocio de la droga, y también tienen familias y cuentas secretas. La CIA quiere hacer lo que lleva haciendo desde sus orígenes, cambiar el destino de un país mediante una revolución interna, a ser posible, rápida e incruenta. Aunque tampoco van a mirar el detalle si hay muertos por aquí y por allá.
Básicamente, el régimen de Maduro está muerto. Es sólo una cuestión de tiempo que lo desalojen del palacio. Van a caer todos, y eso incluye a José Luis Rodríguez Zapatero, que está ahora mismo aterrorizado, como lo está Pedro Sánchez, porque cuando aquello se derrumbe, van a salir a la luz cosas que dejarán a Ábalos, Koldo y Cerdán como meros aficionados.
Estados Unidos no tiene problemas de memoria y no olvida que Zapatero odia a Estados Unidos y no perdona que le faltara al respeto a la bandera. Está sentenciado. Cuando todo el aparato estatal americano se pone en marcha, desde los fiscales, los senadores, los congresistas, el gobierno, y terminando por las agencias de seguridad, eso es imparable. Ya sólo falta que un juez federal dicte una orden de arresto internacional contra Zapatero y, quizá, por qué no, contra el propio Pedro Sánchez.
Y si Donald Trump cambia de opinión, siempre quedará Israel, otro que tampoco olvida y se la tiene jurada a Sánchez. Están todos muertos, políticamente hablando, y lo saben. Lo más probable es que todo acabe en breve.
Hace diez días, también dije que detrás de Maduro, vendrá el colombiano Gustavo Petro. Donald Trump acaba de incluir a Petro y su esposa en la lista de personas en contacto con el narcotráfico, que es como firmar una sentencia de muerte. Es el siguiente en la lista negra.
Hasta pronto.

Publicado el 26/10/2025
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